Hoy… Quiero Prácticar El Más Grande de los Mandamientos -Desayuno espiritual 13 de septiembre de 2014

“Jesucristo nos ha dado este mandamiento: Que el que ama a Dios, ame también a su hermano” I Juan 4:21.
Los mandamientos no se discuten, los mandamientos se cumplen.  Los mandamientos dados por el Señor son mandamientos de paz y de amor.  Porque él sabe el valor del amor y como el amor cubrirá multitud de pecados.  Hoy he sido confrontado con el mandamiento del Señor que dice, que el que ama a Dios que ame también a su hermano.   Sé que a veces es duro  amar y perdonar pero si quiero moverme en esa trayectoria lo primero que podría hacer es establecer el fundamento de la oración. Cuando comienzo por orar por la persona con quién me cuesta convivir, la oración primero establecerá la reconciliación con Dios y luego con los otros.  Por eso Jesús un día dijo: Orad por vuestros enemigos.
Cuando solo me concentro en mis heridas y dejo de orar por quienes me ofendieron muy pronto encuentro que la auto- conmiseración  me rodea y entonces pierdo de vista la grandeza del amor de Dios quién envió a su hijo para reconciliación.   Este es un mandamiento que jamás podré discutir con Dios,  Pero, por qué me parece tan difícil a veces tal mandamiento?  Precisamente porque golpea directamente en el centro de mi orgullo. 
Hoy sé, que cuando el mandamiento de amar a mi hermano me parece duro, es precisamente porque este mandamiento me está golpeando en el corazón mismo del orgullo humano  y el cristianismo tiene como función principal golpear el centro del ego. Hoy necesito tomar la decisión de obedecer a mi ego u obedecer el mandamiento del Señor.
La Biblia está llena de recomendaciones sabias y profundas acerca del genuino y verdadero amor que debe rodear mi alma.  Ella dice palabras como éstas: “Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios.  Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.  El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.  Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él.  El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros.
Señor, gracias por darme tu amor eterno e infinito.  Hoy quiero pedirte que me ayudes a vivir y practicar ese amor que solo viene de tí.  Sé que es duro para mi ego pero muy bueno para mi espíritu. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.

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