MATRIMONIO POR IMITACIÓN: “ES QUE TODOS LO HACEN”

MATRIMONIO POR IMITACIÓN: “ES QUE TODOS LO HACEN”
• Por imitación. ¿Casarse por imitación? Hay personas que lo han hecho. Nadie las presionó, ni a Dios tampoco consultaron. Simplemente, copiaron lo que hacían otras. Vieron que alguna buena amiga cristiana se casó, y detrás se fueron e hicieron lo mismo. No se preguntaron si tenían vocación matrimonial, si anhelaban criar hijos para Cristo y vivir como ayuda idónea de sus maridos. No se examinaron para ver si era necesario que se casaran por estarse quemando. Sus amigas y amigos se empezaron a casar y no podían quedarse atrás. Simplemente imitaron porque en su círculo social cristiano, se puso de moda una temporada casarse. ¿Es esto usar el sentido común? ¿La inteligencia, que es don de Dios para tomar decisiones tan importantes?
Pero a veces no es por copiar a otros. Existen muchos matrimonios cristianos ejemplares que son motivo de inspiración para quienes les rodean. Ya sea un matrimonio experimentado, o reciente, se puede observar la armonía en la pareja, la crianza piadosa de los hijos, y también que sirven con dedicación juntos, esposa y esposo, a Dios. La bendición de Dios está en sus vidas y el matrimonio es evidentemente una fuente de gozo para ambos.
¿No es natural que las cristianas solteras que contemplan el feliz desarrollo de tales matrimonios, lleguen a desear casarse para poder vivir así? Ciertamente es natural para los cristianos gozarse con los que se gozan y dar gracias a Dios por esas parejas ejemplares. Pero eso no significa que tú tengas que salir corriendo a casarte. Fue la voluntad de Dios para ellos, amén. ¿Pero es la voluntad de Dios para ti? Para que esas parejas funcionen adecuadamente, hay cosas que a simple vista no se pueden ver. No fue que sólo por casarse “todo se dio” automáticamente.
Seguramente la mujer supo escoger a un candidato adecuado, y se conocía bien a sí misma. Lo mismo él. Y siempre que veas un matrimonio cristiano bendecido y feliz, debes saber que cada uno de ellos, antes de casarse, ya era un cristiano feliz que servía a Jesús.
Esto excluye, por supuesto, a aquellos matrimonios, hoy cristianos, que antes no conocían a Jesús. Existen muchos casos hermosos de matrimonios inconversos en que ambos cónyuges se entregaron de corazón a Jesús. Cuando eso pasa, todo cambia, y se nota la bendición. Pero atención otra vez. ¡No se casaron para ser felices! Ya estaban casados en el mundo, y al llegar a Cristo no tenían ninguna opción mas que quedarse casados. (1ª Corintios 7:13 y 24).
En esos casos, aun si un solo miembro de la pareja se convierte, deben quedarse juntos si el incrédulo(a) consiente en continuar el matrimonio (1ª Corintios 7:13).
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Pueden pasar años antes de que el que falta de convertirse lo haga. En ocasiones, lamentablemente, esto nunca sucede. Esos son llamados matrimonios mixtos y no todos son felices ni son iguales a los matrimonios cristianos que bendicen sólo de verlos.
Cuando veas un matrimonio cristiano lleno de vida y piedad, no pienses que cuando tú te cases, automáticamente vas a tener uno idéntico.
Si te casas sólo porque quieres lo que otros tienen, tu motivación es equivocada y egoísta de inicio. Si no tienes el don de continencia, esos matrimonios están para servirte de ejemplo e inspiración. Pero no te apresures a casarte con cualquier persona, escoge bien. Y que tu motivación sea, no obtener la felicidad ajena, sino servir mejor a Cristo estando casada porque tienes certeza de que esa es Su voluntad.

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