El amigo que edifica sueños

Por Bruce Wilkinson

Muchos cristianos siguen siendo Pensadores en Pequeño sencillamente porque no entienden en lo absoluto el Gran Sueño de Dios



Uno de los deberes humanos más altos es el de animar… Es fácil reírse de los ideales de las personas; es fácil derramar agua fría en su entusiasmo; es fácil desalentar a los otros. El mundo está lleno de desalentadores. Tenemos el deber cristiano de animarnos unos a otros. En muchas ocasiones una palabra de alabanza, aprecio o celebración ha mantenido de pie a alguien. Bendito aquel que pronuncie palabras como esas.

En el momento en que comienzas a hablar de tu Sueño con los demás, es como si extendieras tu Sueño como una alfombra ante sus pies y les suplicaras: “Pisen suave, porque están caminando sobre mis Sueños”. Por desdicha, hay muchas personas que marchan con botas de combate sobre los Sueños de los demás y no les importa lo que maltraten con sus pies en el proceso. Con frecuencia no lo hacen con mala intención. Creen que te están haciendo un favor porque tu Sueño es tan “poco realista” que sólo te lastimarás en el esfuerzo si intentas vivirlo.

Jonatán era un Pensador en Grande, alguien con una visión del plan de Dios mucho más profunda que su ansiedad por su propio futuro. Él ayudó a David a recordar su destino aun cuando el camino lo llevaría a través del desierto y a ver cómo encajaba su jornada en el gran plan de Dios. Y todo esto Jonatán lo hizo, como ya mencioné, incluso a un gran costo para sí. ¡Así es como se conoce la verdadera amistad!

Como Pensador en Grande tu primera reacción jamás sería una destructiva frase como: “¡Otra vez con esas ideas inútiles”! “¡Eso jamás va a funcionar!” sino más bien, reaccionarías uniéndote a tu amigo en una misma línea de pensamiento o con un plan para ver a dónde y qué tan lejos va a llegar el Sueño.

Recordarías que el propósito de un Amigo de Sueños es ayudar a sus amigos a encontrar el Sueño de Dios para ellos… y esos Sueños se basan en lo que Dios considera posible, no en lo que tú consideras “realista”. Pocas cosas nos inspiran más a soñar que este juego con los planes y las ideas.


Llegando a ser un pensador en grande

Sólo puedes inspirar a tus amigos a que vean cómo se conectan sus Sueños con el Gran Sueño de Dios si eres un Pensador en Grande. La pregunta que sigue es: ¿Cómo me convierto en uno?

Asegúrate de entender el Gran Sueño de Dios para nuestro mundo. Muchos cristianos siguen siendo Pensadores en Pequeño sencillamente porque no entienden en lo absoluto el Gran Sueño de Dios. Creen que sólo hay un propósito para ser creyentes: tener la seguridad de “ir al cielo algún día”. Hay quienes piensan que el principal trabajo de Dios es velar por tenernos tan cerca del cielo como sea posible mientras estamos aquí en la tierra, asegurándose de que recibamos todo lo que queremos y nada malo nos pase. La realidad es diferente.

El propósito de Dios va mucho más allá: llevar a la humanidad de vuelta a él, para hacer todo nuevo. Eso quiere decir que debemos pensar en el Sueño de Dios como un Sueño cósmico. ¡El mismo afecta a todo el universo, no sólo mi vida en este mundo!

Siéntete atraído por las historias de aquellos que han sido inspirados por el Gran Sueño de Dios para alcanzar lo imposible. Hay muchos de esos relatos en la Biblia y a través de la historia; anécdotas acerca de personas comunes y corrientes que lograron lo imposible sólo porque sabían que no hay nada imposible para Dios… y vivieron de acuerdo con ello.

Vive con los ojos bien abiertos a lo que está pasando en el mundo a tu alrededor. Los Pensadores en Pequeño son incapaces de dejar pasar sus propios intereses y problemas, mientras los Pensadores en Grande están dispuestos a interactuar con su ambiente. Incluso intentan entender los asuntos que no les conciernen directamente a la luz del amor de Dios para el mundo. Están en capacidad de alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran (véase Romanos 12:15).

¡Imagina el impacto que esto podría tener en tu vida! Tu amigo puede venir a ti un día con un Sueño que consideras en verdad una pesadilla. Por ejemplo, quiere irse en un viaje misionero a un país extraño y subdesarrollado donde las condiciones son peligrosas de sobrellevar. Tú, por otro lado, eres de la clase de persona a la que le gusta tener la casa en un barrio seguro, con un ingreso fijo y una buena pensión, que está convencida de que Dios la ha llamado a producir un cambio justo donde está. Si respondes al Sueño de tu amigo sólo desde tu propia perspectiva, es muy probable que te vayas a reír tan fuerte de su Sueño que nunca te vuelva a hablar de nuevo. Hasta podrías matar su Sueño con tu risa.

Sin embargo, si has aprendido a ser un Pensador en Grande, tendrás en mente qué clase de persona es tu amigo, cuál es la necesidad en esa parte del mundo, cuál es el gran plan de Dios para tu amigo y en qué lugar...



y estarás al menos lo suficiente dispuesto a trabajar con tu amigo en las posibilidades de su Sueño.

Y si tú también llegas a convencerte de que este Sueño de verdad viene de Dios, lograrás entusiasmarte y apoyar a tu amigo en su Sueño, aun cuando no pudiera ser la clase de Sueño que tuvieras tú.

La elección es tuya: ¿quieres inhibir los Sueños de tus amigos o darles cabida? Recuerda lo dicho por el poeta: “Pisa suave porque vas caminando sobre mis sueños…”



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