Felicidad... Felicidad: Grandes cosas ha hecho el Señor
Por Diana Carolina Mendoza Corrales
En el amanecer, junto a amigas y hermanas en la fe, nos reunimos para cantar, orar y celebrar la fidelidad de Dios. Allí, al meditar juntas el Salmo 126, encontramos la Navidad en las Escrituras.
Descubrimos que el verdadero tesoro de esta Navidad no está en lo visible, sino en Cristo mismo, nuestra felicidad y nuestro gozo.
El versículo 3 (NBLA) nos atravesó el corazón:
“Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros; estamos felices.”
Esa declaración es como roca firme, porque las promesas de Dios son verdaderas, son ciertas en Cristo.
Cristo es la promesa y Cristo es el cumplimiento de la promesa.
Cristo, verdadero Dios, trabaja en unidad con Dios el Padre y Dios Espíritu Santo. Misterio profundo y glorioso: un solo Dios en tres personas, al que adoramos y exaltamos.
Por gracia podemos recibir y celebrar este misterio, y avanzar en la restauración que no solo toca lo físico, sino que nos transforma en lo más profundo.
Hoy mi corazón canta: felicidad, felicidad, felicidad. No como un estado de ánimo pasajero, sino como certeza eterna. Porque Cristo es mi plenitud, mi gozo, mi victoria.
Él [Cristo] nació en un pesebre, caminó hacia la cruz, y lo que parecía derrota fue el inicio de una nueva esperanza. Su triunfo continúa y persiste, y en Él soy vencedora.
Como escribió Neruda:
Este es mi regalo para ti en esta Navidad: compartir la maravillosa verdad que anima mi vida.
Cristo es nuestro tesoro, nuestra verdadera felicidad, la promesa cumplida y revelada por Dios.
En Él todas las promesas son sí y amén.
En Él todas las promesas son sí y amén.

Comentarios