Rellena los espacios en blanco

Por T.D Jakes

No creo que la vida de una persona se pueda medir con precisión por el número de días, porque los días pierden su significado cuando están delante de la eternidad. No, la cuestión no es la cantidad de tiempo que vivamos sino la calidad con que lo hagamos. Lo que importa son los momentos en que vivimos la vida al máximo. Nosotros reunimos acontecimientos y momentos que ocurren durante nuestras vidas. No nos podemos aferrar a los días, porque éstos pasan, pero podemos retener los recuerdos.

Y les dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. (Lucas 12:15)

No se puede medir la vida por el logro de posesiones materiales; el éxito de verdad consiste en algo más que sólo riquezas. Tú eres rico en oportunidades, en creatividad y rico en la posibilidad de priorizar tu vida, maximizar tu potencial y reafirmar tus fuerzas; tú eres rico porque Dios te ama.Muchos hombres y mujeres suben la escalera del éxito sólo para llegar al final deseando haber pasado más tiempo con sus seres queridos y amigos. Aunque alcancemos ciertas metas, y hablemos sobre cómo hacerlo de manera efectiva, no podemos olvidar la mayor riqueza de gratas experiencias que con mucho sobrepasa la adquisición de bienes temporales y servicios.

Lo que es importante es la manera en que llenemos los espacios en blanco entre la eternidad pasada y la futura, las fechas las fija Dios y nosotros no podemos cambiarlas. Al final, una persona no es mas que las cosas que él o ella ha hecho, los sitios que ha visitado y las cosas que le pasaron. La vida es sólo un álbum de recortes de los momentos que han sido coleccionados; no importa cuántos días llevó coleccionarlos, lo único que importa al final de todo es lo que ocurrió entre la eternidad pasada y la futura, lo único que importa es el guión entre las fechas.

¿Recuerdas cuando eras estudiante? Había un tipo de examen que todos temíamos; eran siempre esas preguntas de “rellena los espacios en blanco” las que te dejaban siempre sin palabras; o lo sabías o no.

Quizá eso es lo que hace que la vida parezca tan difícil. Si no sabes la respuesta, amigo mío, no puedes rellenar el espacio en blanco y la respuesta es lo que todos buscamos saber mientras estamos viviendo entre las dos fechas. Necesitamos saber la contestación o el espacio en blanco se deja vacío y morimos sintiéndonos incompletos. Tú y yo hemos conocido a gente que alcanzó el final de la vida con un “incompleto” sobre sus cabezas. Rico, pero incompleto; atractivo, pero incompleto; reverenciado, pero incompleto, muchos entran en esta categoría pero no podemos permitirle a la vida que nos deje sin ningún mérito por los días que pasamos.

Nacemos, y poco tiempo después morimos, y todo lo que queda en medio es un examen que requiere que cada uno de nosotros rellene el espacio en blanco. Algunos lo rellenan con logros notables, otros con la ampliación de su intelecto, algunos lo rellenan ayudando a los oprimidos y algunos se proponen ayudarse sólo a ellos mismos. Pero indistintamente de la elección que hagas, los resultados te conducirán al mismo lugar; tarde o temprano suena la campana, el examen se termina y la suma total de lo que hicimos y, por lo tanto, quienes somos, está en algún sitio contenida entre el estrecho espacio entre la fecha de entrada y la de partida. Todo consiste en el espacio entre dos puntos

¿Quién puede decir que tiene la puntuación más alta en el examen de la vida? ¿Cuál es la mejor forma de rellenar los espacios en blanco? No estoy seguro.

Cada decisión es cuestión de elegir lo que está bien para ti, y cada elección tiene ventajas e inconvenientes, tienes que unir ambas y vivir con tus decisiones. Lo peor que puedes hacer es no tomar ninguna decisión en absoluto. Una de las mayores tragedias de la vida, es llegar al final del viaje y darte cuenta de que podías haber hecho más, haberte reído más fuerte, haber jugado más intensamente y haber vivido más vivazmente; si solamente hubieras tomado una decisión consciente sobre lo que querías hacer.

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