Vuelve a mí - Desayuno espiritual 29 de octubre de 2014
Por Roy Lessin
La gracia de Dios es increíble. Su búsqueda de nosotros trae asombro y fascinación al descubrir más acerca de la profundidad de su amor por su pueblo. Cuando no podemos confiar en él, cuando le seguimos de lejos, damos llanto a Su corazón a través de la desobediencia, o cuando nuestros corazones se ponen fríos, Dios, nuestro Padre, no nos abandona. Él nos convence, nos corrige, nos llama, viene a nosotros y procura devolvernos a su presencia.
Hay un dolor que se lleva en el corazón de cada hijo de Dios cuya vida ha ido a la deriva. No se encuentra alegría o paz cuando caminamos lejos de la luz y caminamos en oscuridad, o cuando decimos "sí" a lo que nos agrada y decimos "no" a lo que agrada al Señor.
Uno de los grandes sonidos de la misericordia de Dios a los oídos de un corazón herido es su llamado a "volver". Incluso en los momentos cuando le hemos causado más dolor, Dios viene a nosotros...Corre para sanar a los quebrantados de corazón.
El deseo del Señor es consolar a su pueblo que está sufriendo por su pecado. Consuelo, si, consolación para mi pueblo, declara el Señor por medio del profeta Isaías. A través del profeta Oseas, Dios llama a la gente que sufre a "regresar a mí." Oseas nos recuerda también que, “En Él solo los huérfanos encuentran misericordia”.
¿Estas sufriendo? ¿Será que tu corazón necesita sanación? ¿Necesitas consuelo de Dios, su esperanza y su restauración? ¿Necesitas volver a los brazos de tu padre?
Escucha lo que el Señor te está diciendo a través de la voz de su Profeta Oseas...
Mi amor por ti no conoce límites...
Estaré contigo como el refrescante rocío del cielo.
Otra vez florecerás como el lirio, tendrás raíces firmes... tus ramas se extenderán como hermosos olivos, prosperaras y serás tan fragante como los cedros del Líbano.
Vivirás bajo mi protección...
Tu curación y restauración está en mí, YO SOY el único que responde a tus oraciones y se preocupa con cariño por ti... tus bendiciones vienen de mí.(Oseas 14)
Oración de regreso:
Señor, he oído tu llamada para volver a ti.
Desde mi lugar desierto regreso al rocío de tu refrigerio; Desde mi lugar vulnerable regreso al refugio de tu cuidado; desde mi lugar estéril regreso a la fecundidad de tus bendiciones.
Gracias por tu misericordia infinita, por amarme sin límites, por tu presencia sanadora, para cuidar tus caminos, por tu completa restauración y por responder a mi oración. Amén.
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