LOS TEMPERAMENTOS


“…porque el querer el bien está en mi, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”, Rom. 7:12 - 20



Nada hay en el hombre más fascinante que su temperamento. El temperamento es el que provee la singularidad a los seres humanos. El temperamento proporciona también nuestras FUERZAS y DEBILIDADES. Algunos dicen: ¿Por qué será que no puedo controlarme? Sé perfectamente lo que está bien y lo que está mal, pero ¡no lo puedo remediar!


Diferencia entre temperamento, carácter y personalidad:


TEMPERAMENTO: es la combinación de rasgos congénitos que en forma subconsciente afectan el comportamiento del hombre; dichos rasgos dependen de la nacionalidad, raza, sexo y otros factores hereditarios.
CARÁCTER: es el “yo” verdadero; es el resultado de nuestro temperamento natural modificado por la formación que recibimos en nuestra infancia, por la educación, y por las actitudes, creencias, principios y motivaciones básicas. También se le llama “el alma” del hombre, y está constituida por la mente, las emociones y la voluntad.
PERSONALIDAD: es la exteriorización de nuestro yo (carácter), que puede o no confundirse con nuestro carácter según nuestra autenticidad.
RESUMIENDO: el temperamento es la combinación de rasgos con los cuales nacemos; el carácter es nuestro temperamento “civilizado”; la personalidad es el “rostro” que mostramos a los demás. Muchos logran desarrollar su carácter y mejorar su personalidad, pero son pocos los que pueden cambiar su temperamento. Sin embargo, es posible hacerlo.
SE PUEDE CAMBIAR EL TEMPERAMENTO: ¡El temperamento puede ser cambiado! (2ª Corintios 5:17). Algunos, con gran fuerza de voluntad y dominio de sí mismos, logran cambiar algunos aspectos de su temperamento, pero no todas las debilidades. Sin embargo, por medio de Jesucristo podemos lograr la victoria.
LOS CUATRO TEMPERAMENTOS BÁSICOS:
Hace más de 400 años antes de Cristo que Hipócrates, médico y filósofo griego, propuso la teoría de los cuatro tipos de temperamentos. Hipócrates pensó erróneamente que cada uno de ellos eran el resultado de los cuatro humores o líquidos corporales predominantes en el cuerpo humano: “sangre” – sanguíneo; “cólera o bilis amarilla” – colérico; “bilis negra” – melancolía, y “flema” – flemático
La Psicología moderna ha sugerido nuevas clasificaciones, pero la clasificación de Hipócrates es la que tiene más aceptación universal. Ninguna persona es portadora de un temperamento típico exclusivo. Descendemos de 4 abuelos, cada uno de los cuales contribuye a la formación de nuestro temperamento. Todos los hombres somos una mezcla de temperamentos, en la que uno de ellos predomina sobre los demás.

Refelxiones Cristianas

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