Algo Nuevo
En el día de su boda, la novia estrena el vestido, los zapatos y otras cosas. Sin embargo, no es la única, pues las damas, las invitadas y las familiares también se esmeran en lucir elegantes. A mí me sorprenden las mujeres que no prestan atención a su apariencia, pero me asombran aún más las que encuentran su propio estilo y son inolvidables. Henrietta Mears se grabó en la memoria de sus contemporáneos por sus extravagantes sombreros . Su elección de atuendo dominical podía consistir en un vestido azul con accesorios rojos, lápiz labial intenso, uñas pintadas y anillos en cada dedo. Pero Henrietta impresionó a sus allegados por mucho más que la moda. La hija menor de siete hermanos, Henrietta nació en Dakota del Norte en 1890. A los siete años conoció a Cristo por medio de su madre, y su devoción por él nunca menguó. En su infancia, un doctor diagnosticó que a los treinta años perdería la vista. Henrietta, convencida de que Dios tenía un propósito...